La sangre a la cabeza

Cuaderno de viaje

   Hoy he llegado al fin del mundo y aquí el paisaje no se parece a ningún otro, continuamente se mezclan amanecer y anochecer, brillan a la vez sol y estrellas porque, no hará falta que les diga, más allá no hay horizonte. Aquí, a un solo paso de la nada. Aquí, donde no hay que tomar impulso para saltar al vacío.

   Hoy he llegado al fin del mundo y les recomiendo el viaje. El trayecto es largo, así que no lo demoren. Salgan ya de sus casas, ahora mismo. Les sugiero que no lleven equipaje. Vayan descalzos, cuando sus pies se endurezcan no encontrarán mejor zapato. Vayan sin ropa, quizá se avergüencen al principio pero lo agradecerán cuando vean cómo la desnudez aligera el peso de uno mismo.

   Hoy he llegado al fin del mundo y sé que dirán que miento: geólogos, astrónomos, cartógrafos reunidos en concilios ecuménicos pergeñando estrambóticas teorías que me desacrediten: dibujarán mapas, mostrarán esferas achatadas e inventarán palabras sin significado para que ustedes los crean cargados de razones. Pero lo único que quieren es ocultar que nunca llegaron a donde yo he llegado. Cobardes. No se fíen de ellos, salgan de sus casas y avancen recto. Ese es el camino. No se fíen de ellos si quieren llegar al fin del mundo. No se fíen de nadie si es que quieren llegar a donde yo llegué.

No se fíen de nadie, pueden creerme, no se fíen. Ni tan siquiera de mí.

A vueltas con Plauto

Aún diría más: El hombre es un hombre para el hombre

Llamamiento a literatos de altura

Todo lo que hay en el mundo
su boca
su boca
su boca
su boca
está aún por reescribirse
Todo
su boca
su boca
su boca
su boca
aún pendiente de ser plagiado.

Por Günter Fragen H.C.

Patriotas

Conocí gente que se llenaba la boca de amor
y lo que querían era comerse un coño
Ahora me vuelven a la memoria
cuando veo esos otros que gritan patria
y lo que quieren es arrancarnos la tierra a dentelladas
La diferencia es que los primeros no se dejaban nada
y estos cabrones no tienen reparos
en escupir a sus muertos como pipas de sandía

Kit para escribir un micro.

Hoy me han pasado dos cosas tristes:

La primera es que mi hermana me ha enviado un mensaje diciendo que mi padre ha muerto y lo único que se me ha pasado por la cabeza ha sido la canción El huerfanito. Nada más. Ni un maldito recuerdo que pueda engañar a mi ánimo haciéndose pasar por añoranza,  tristeza o lo que corresponda.
La segunda ha sido que he visto desde la terraza a Chocolito, un perro callejero al que llamo así porque es negro como un tizón, y que pasa practicamente a diario rebuscando en las bolsas de basura que dejan los vecinos en la acera de enfrente. Lo he llamado para tirarle un par de salchichas y ni me ha mirado. No es la primera vez que pasa. Me he dado cuenta de que Chocolito no responde a la llamada porque no sabe que debe responder. No sabe qué es una llamada. A Chocolito nunca lo ha llamado nadie.

Ahí tienen el kit. Móntense ustedes el cuento.

Jódete, Heráclito.

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Hombre en venta

Nos han comprado
te han comprado y a mí
y lo peor es que les hemos salido baratos
más baratos que sus relojes
que sus trajes
más baratos que los yates atracados a las puertas de sus mansiones
y que la pluma con la que firmaron el contrato
Nos han comprado
por un teléfono de última generación con conexión a internet
por unas vacaciones en Cancún
por un coche de gama baja
por cincuenta metros de hormigón con paredes de mierda como una tumba
por dos mocosos que piden pan y las zapatillas de Cristiano Ronaldo
Te han comprado nos han comprado
y se han quedado con todo
levantan sus pesos sobre tu espalda
trituran sus piedras con tus manos
recorren sus caminos con tus piernas
abotargan tu cerebro
follan con tu mujer
maleducan a tus hijos
rien tus risas sueñan tus sueños
Mastican con tus dientes sin saciar tu hambre
porque nos han comprado
te han comprado
todo es suyo
todo
lo tienen todo
la montaña
el bosque
el cielo
el mar

yo
Tienen tanto que podrían empapelar el mundo con billetes incluso poniéndolos de canto
y lo siguen explotando
te siguen explotando
será digo yo para reunir lo suficiente
y pagar la hipoteca que tienen sobre sus almas
con el diablo.

Ocho millones

Hay tantatantatanta gente
tantagente
que es imposible avanzargente sin tropezarse
a cada pasogente
en cada zancadagente
si caesgente y al gentelevantarte
Tantatantatanta gente
gengengentetete que camina dentro de la gengentete dentro de otra gente
en el hugentemo gente
en los begentesos gente
en las carigentecias entre mi mano y tu piel aparece genteymásgenteymásgente
y en las pagentelabras en las pagentelabras se interpone gente
gente silengenteciosa sin vogentez sin gesgentetos sin songenterisas
en los pensagentemientos más y más gente
gentegentegentegengengentetete
En el hamgentebre gente
en los pegenterros gente
en los días y las noches gentegentegente
en los pargenteques
en el tragentebagentejo
durmiendo en los bangentecos
viviendo bajo los pugenteentes
muriendo
que paradogente
de gentesolegentedadesgente

Poema para ser comprendido hasta por un senador (incluso Gonzalo Piñeiro)

Atentos
que quien avisa no es traidor
al próximo que me hable del capitalismo como paradigma de nada
del liberalismo como apacible futuro
del mercantilismo como llave de la felicidad
pienso arrojarle cien Jean Pierre Montesinos de nueve años
que escriben su nombre Jan Pien Montesnos
y que hacen el esfuerzo de leer treinta páginas del pirata garrapata
pero que no van a clase xque venden sopaipillas sobre un puente
y a los que viven debajo del mismo puente
y a mil viejas con mantas de cartón y colchón de cemento
que tosen hasta que le dan vuelta los pulmones
y a diez mil viejos de noventa años lustrando zapatos
Y por si eso fuera poco le voy a gritar a su puta cara
hasta descolocarle su puto flequillo perfecto
hasta desgastarle sus putas gafas de marca
hasta pudrirle su puto aliento profident
que coja su mercado libre
y su curva de oferta
     y de demanda
y su fisiocrácia
y sus activos financieros
     y subyacentes
y sus balanzas de pago
y sus bancos centrales
y sus costes de oportunidad
y sus recesiones
y sus reservas de capital
(si no entiende algún concepto lo siento señor senador haber estudiao)
y las envuelva todas en su jodida bandera
y haga un gurruño grande como su ambición
una pelota del tamaño de un planeta de categoría dos
y sí
lo que todos ustedes están pensando
Que se la meta por su puto culo
y empuje
hasta q alcance el estado medio de bienestar

Los otros.

La ciudad devora a sus hijos, se los echa a la boca, absorbe su esencia y luego, cuando ya no puede obtener de ellos nada más, los escupe con un gesto de asco. Y yo los encuentro cada mañana, abandono mi hogar confortable, caliente, limpio y me los cruzo en la calle revolviendo en la basura, buscando entre los desperdicios algo que los permita seguir en pie. Los miro, los sonrío, en ocasiones saludo con vergüenza. Remordimiento.

Cómo puedo de otro modo. Ellos son quienes pagan el precio necesario que cuesta mi vida. Tu vida. Ellos también sustentan, no lo dudemos, nuestro desconcertante rumbo.